Proscripción con P de Perón
Una historia de los 18 años de proscripción del peronismo (1955-1973)
¡Hola! ¿Cómo va?
La última entrega de Una Buena Historia te la envié el sábado 3 de diciembre del año pasado. Ese día Argentina le ganó 2-1 a Australia y daba un pasito más en su meta de traer para estas tierras la copa del mundo. Era otro país, éramos otras personas. Vamos a estar mucho tiempo para procesar todo lo que vivimos esos días y la felicidad que sentimos el 18 de diciembre después de las 14.54 horas, cuando Gonzalo Montiel convirtió su penal y liquidó la final. Obviamente que para un millennial como yo fue el primer mundial que pudo festejar, así que serán recuerdos imposibles de olvidar. Es más, intentando explicar la locura que fue ese torneo para Argentina, hice algo a lo que no me suelo animar: escribí una historia de ficción. Te la comparto por si querés leerla y usarlo de excusa para revivir el Mundial.
Pero este no es un newsletter sobre fútbol sino de Historia. Si el fin del año pasado encontró a todxs lxs argentinxs celebrando juntxs en la calle, seguramente este año será diferente. Ante un año electoral, y encima donde se vota el proximx presidentx, se pondrán en primer plano las diferencias y la famosa “grieta”. Una de las cuestiones que serán cruciales en el debate político del 2023 es la denuncia de la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner. Proscripción será, posiblemente, unas de las palabras claves de este año. El tema ya se está hablando bastante y la semana que viene se va a poner nuevamente en un primer plano: el próximo 9 de marzo se darán a conocer los fundamentos de la sentencia a la vicepresidenta. Otro 9 de marzo pero de 1956 fue publicado en el Boletín Oficial el Decreto/Ley 4161, la norma que mejor simbolizó la persecución y proscripción al peronismo llevada adelante durante la dictadura cívico-militar autodenominada “Revolución Libertadora”. El ejemplo y la comparación está arriba de la mesa.
No me voy a meter en la agenda judicial actual del país ni en las fragilidades de las democracias liberales del siglo XXI. En cambio, hoy te voy a escribir sobre de qué se trató la proscripción del peronismo iniciada en 1955, que marcó la historia argentina del siglo XX y sus marcas todavía están de relieve en el presente. Inauguramos, entonces, esta tercera temporada de #UnaBuenaHistoria. Arranquemos.
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Desperonizar es la tarea
El 23 de septiembre de 1955, Eduardo Lonardi juró ante el Congreso Nacional como el nuevo presidente provisional de la Argentina e inauguró los días de la autoproclamada “Revolución Libertadora”. Era la consumación del golpe de Estado iniciado unos días antes, cuando el 16 del mismo mes el propio Lonardi había encabezado un levantamiento militar en Córdoba, secundado por otras unidades de las Fuerzas Armadas que formaban parte del complot golpista. No había sido el primer intento: vale siempre la pena recordar los bombardeos a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 que se cobraron la vida de cientos de inocentes. Explicar las causas y antecedentes que derivaron en el golpe de Estado de 1955 a Perón merecería una entrega aparte del newsletter. Basta en esta ocasión aclarar que los militares no actuaron en soledad. El golpe del 1955 posiblemente haya sido él contó con un mayor componente civil. No solamente por parte de la Iglesia Católica, quien había sido el elemento catalizador de la oposición al peronismo a partir del conflicto iniciado públicamente en noviembre de 1954 con el presidente Perón. También todos los partidos políticos opositores, los sectores estudiantiles, intelectuales, y amplios sectores de la clase media y alta se habían movilizado a favor del derrocamiento de Perón, y consideraban al gobierno de la “Libertadora”, en parte, como propio. Es más, muchos cuadros políticos civiles fueron funcionarios del nuevo gobierno.
El principal desafío al que debió responder el gobierno de facto era qué hacer con las masas peronistas, la base social y política del gobierno depuesto. El diagnóstico era prácticamente unánime: el amplio apoyo al peronismo había sido producto de la demagogia del líder y del enorme aparato propagandístico, que había logrado peronizar a sus seguidores. La tarea de la “Revolución Libertadora” era, por lo tanto, desperonizar a gran parte del país. Ahora bien, ¿cómo llevar esta práctica adelante? No todos los actores tenían las mismas ideas.
El primer gobierno de la “Revolución Libertadora” fue, como mencionamos, el del general Lonardi, de línea nacionalista. Al asumir, señaló que en la lucha no habían existido “vencedores ni vencidos”, buscando lograr la pacificación nacional. Si bien las primeras políticas de la desperonización se dieron en su mandato, como reincorporar los cuadros antiperonistas expulsados del ejército y la creación de las primeras comisiones investigadoras destinadas a investigar las irregularidades del gobierno depuesto, las mismas tenían límites claros. Si bien buscaba desmontar los excesos “totalitarios” y la “corrupción” (como eran señalados en ese entonces) de los años peronistas, buscaba ganarse el apoyo de los sectores obreros y los dirigentes sindicales que previamente habían seguido al Perón. También era importante el supuesto de que, sin el aparato peronista, la identidad peronista estaba destinada a desaparecer.
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El gobierno de Lonardi duró menos de dos meses. En noviembre de 1955 fue desplazado por los sectores liberales del ejército que, con el apoyo de los partidos políticos, denunciaron la supuesta intención de los nacionalistas del ejército de buscar perpetuarse en el poder. El nuevo presidente fue Pedro Eugenio Aramburu, mientras que el vicepresidente mantuvo su cargo: el almirante Isaac Rojas, figura de los sectores más radicalizados del antiperonismo. A partir del cambio de gobierno la desperonización adquirió rasgos mucho más extremos y violentos. Si el lema de Lonardi era “ni vencedores ni vencidos”, el gobierno de Aramburu y Rojas partió de la premisa opuesta, aceptando la existencia de “vencedores y vencidos”. Ya en su primera semana como presidente, Aramburu intervino la CGT, buscando fomentar el surgimiento de nuevos dirigentes sindicales antiperonistas. Por ejemplo, cualquier persona que hubiera desempeñado cargos jerárquicos en la CGT o gremios afiliados desde 1952 se veía imposibilitado de ocupar nuevos cargos, así como los gremios tenían prohibido intervenir en actividades políticas.
Pero la desperonización trascendió el ámbito sindical. Las instituciones directamente vinculadas con el peronismo fueron disueltas e intervenidas, como el Partido Peronista (en sus ambas ramas, masculino y femenino), la Fundación Eva Perón (cuyas pertenencias fueron saqueadas) y la Confederación General Económica. A la vez, se decretó que cualquier persona que haya integrado el Partido Peronista no pudiera tener cargos en la administración pública.
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Si bien la desperonización se llevó adelante a través de variados decretos y normativas, el más célebre de todos, y posiblemente el más extremo, fue el ya mencionado Decreto-Ley 4161, sancionado el 5 de marzo de 1956 y publicado el 9 del mismo mes en el Boletín Oficial. La ley justifica su accionar señalando que:
Que en su existencia política el Partido Peronista, actuando como instrumento del régimen depuesto, se valió de una intensa propaganda destinada a engañar la conciencia ciudadana para lo cual creo imágenes, símbolos, signos y expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas; Que dichos objetos, que tuvieron por fin la difusión de una doctrina y una posición política que ofende el sentimiento democrático del pueblo Argentino, constituyen para éste una afrenta que es imprescindible borrar, porque recuerdan una época de escarnio y de dolor para la población del país y su utilización es motivo de perturbación de la paz interna de la Nación y una rémora para la consolidación de la armonía entre los Argentinos.
En el primer artículo, se señalaba se establece la prohibición todo el territorio nacional de:
las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas artículos y obras artísticas, que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismos del peronismo. Se considerará especialmente violatoria de esta disposición la utilización de la fotografía retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto el de sus parientes, las expresiones "peronismo", "peronista", "justicialismo", "justicialista", "tercera posición", la abreviatura PP, las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales "Marcha de los Muchachos Peronista" y "Evita Capitana" o fragmentos de las mismas, y los discursos del presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos.
La constitucionalidad de la normativa fue ratificada por la misma Corte Suprema de Justicia. Las sanciones para aquellos que la incumplieran iban desde multas económicas, inhabilitación para ejercer cargos públicos e inclusos seis años de prisión. Como resultado de estas políticas, se detuvieron cientos de peronistas, tanto civiles como militares, se intervinieron sus bienes económicos, se separaron profesionales de su ámbito de trabajo (como el educativo, en la salud o la justicia). También los militares sufrieron intensas purgas: los elementos nacionalistas y que eran visto como cercanos al gobierno depuesto fueron pasados a retiro, mientras que se incorpora o ascendió a los oficiales liberales más marcadamente antiperonistas. Incluso se persiguieron deportistas que habían tenido éxitos durante el peronismo (esto último es el tema que investigo, así que algún día seguramente te escriba con más detalle del asunto).
La desperonización no sólo atacó personas o instituciones, sino que incluso edificios públicos sufrieron sus consecuencias. Más allá de la obviedad de que se renombró todo lugar público o institución con un nombre alusivo al peronismo, también se derribaron estatuas e incluso edificios enteros. El caso ejemplar fue el Palacio Unzué, una bellísima obra arquitectónica que había servido como residencia presidencial durante el peronismo, siendo el lugar donde falleció Evita. Por esa razón, se convirtió en lugar de culto y peregrinaje para miles de peronistas. Y por esa misma razón, fue saqueado, luego usado como museo para exhibir los "excesos" en lo que vivían Perón y Evita, y finalmente demolido para evitar que se convirtiera en un lugar de culto peronista. Posteriormente se usaron esos terrenos para construir la actual Biblioteca Nacional, donde aún hoy pueden verse restos del antiguo Palacio Unzué. Sin embargo, la desperonización no se detuvo en el ataque a edificios sino que se animó a ir más allá: posiblemente uno de los hechos más siniestros de estos años fue el robo, secuestro y desaparición del cadáver de Eva Perón. Incluso los cuerpos de los muertos debían ser borrados de la esfera pública.
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Hasta acá, un paneo de la desperonización. Ahora bien, ¿cómo influyó esto en la proscripción al peronismo y al sistema político argentino en los años siguientes?
Regla número 1: proscribir a Perón
Obviamente que la desperonización implicó la proscripción de Perón: ni él ni el Partido Peronista podían presentarse a elecciones. Lo mismo ocurre con quienes habían formado parte de su aparato político. La propuesta del gobierno cívico-militar era convocar a elecciones y restituir la “normalidad” constitucional con un asterisco enorme: proscribiendo al movimiento político que mayor caudal electoral tenía. Estas iniciativas partían de la identificación del peronismo como un movimiento político “totalitario” y “nazifascista”, por lo que su exclusión de las elecciones no era visto por los políticos antiperonistas como contradictorio con la democracia.
Sin embargo, los resultados no fueron los esperados. A pesar de los esfuerzos de la desperonización, gran parte del pueblo argentino mantuvo su identidad peronista. Esto se verificó en las primeras elecciones “proscriptivas” que se dieron, en julio de 1957, para votar convencionales constituyentes para reformar la Constitución Nacional: más de 2 millones de personas (el 24,33% de los votantes, la primera minoría) votaron en blanco, manifestando su lealtad a Perón y su descontento con el gobierno de facto. Incluso el voto peronista terminó definiendo las siguientes elecciones: gracias a un pacto previo, Perón anunció en febrero de 1958 la orden de votar por Frondizi en las elecciones presidenciales. Unas semanas después, este se convertiría en presidente de la Nación obteniendo más de 4 millones de votos, en un triunfo rotundo y arrasador que incluyó obtener todas las gobernaciones y la mayoría en ambas cámaras del Congreso. Ya como presidente, Frondizi derogó las principales leyes de la desperonización, como el decreto 4161, pero mantuvo el punto central: la proscripción electoral a Perón.
No voy a escribirte sobre las distintas coyundas políticas que vivió la Argentina durante los 18 años en los que estuvo proscripto el peronismo. Pero sí mencionar un par de aspectos. Los sucesivos golpes de Estado estuvieron fuertemente relacionados con los intentos de los presidentes constitucionales de, por diversas razones, abrir el juego electoral a partidos neoperonistas (que, sin tener el nombre oficial, eran integrados por dirigentes con afinidades hacia el justicialismo). En marzo de 1962, Frondizi permitió que partidos peronistas se presentaran a elecciones para gobernadores y legisladores. Los amplios triunfos peronistas en varios puntos del país, especialmente de Andrés Framini como gobernador de Buenos Aires, obligaron al presidente a recapitular e intervenir cinco provincias donde había ganado el peronismo. Demasiado tarde: el 29 de marzo fue arrestado y llevado a la Isla Martín García, concretando un nuevo golpe de Estado en el país. Algo similar sucedió con Arturo Illia: el triunfo de varios candidatos neoperonistas en las elecciones legislativas de marzo de 1965 fue uno de los elementos que llevaron a que sea derrocado mediante un golpe de Estado el 28 de junio de 1966. Iniciaban los años de la autoproclamada “Revolución Argentina”, cuyo primer presidente fue el general Juan Carlos Onganía.
El peronismo recién pudo volver a presentarse libremente a elecciones, con el compromiso de respetar los resultados, en 1973. En esto fue clave “La Hora del Pueblo”, un gran acuerdo político de las principales fuerzas políticas nacionales (incluidos peronistas y radicales), que reclamaron por elecciones libres y sin proscripciones. El presidente Alejandro Agustín Lanusse, el último de la dictadura de la “Revolución Argentina”, llevó adelante la transición democrática, viéndose obligado a aceptar la participación del peronismo. Pero lanzó se jugó la última carta: si bien convocó a elecciones para el 11 de marzo de 1973, declarando como fecha de asunción el 25 de mayo, estableció la condición de que solo podrían ser candidatos aquellos que se encontraran en el país antes del 25 de agosto de 1972. Perón, quien todavía estaba exiliado en Madrid, se veía nuevamente excluido: fijate como una simple condición de residencia puede proscribir a la principal figura política del país.
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El candidato del Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), Héctor Cámpora, arrasó en las elecciones consiguiendo el 49.53% de los votos contra el 21.29% de Ricardo Balbín, candidato del radicalismo. Sin embargo, aquellas elecciones con voto directo establecían que, para ser presidente, el candidato más votado tenía que obtener más del 50% de los votos, por lo que correspondía, legalmente, un ballotage. Lanusse y el gobierno militar buscaron que se efectuará la segunda vuelta electoral, pero la realidad político primó y Balbín decidió bajarse del mismo, reconociendo el triunfo de Cámpora. En respuesta, las juventudes peronistas le dedicaron un cantito al militar: “Lanusse, Lanusse / mirá qué papelón / habrá segunda vuelta / la vuelta de Perón”. Y el canto se hizo realidad. Tras la renuncia de Cámpora se convocó nuevamente a elecciones en septiembre de 1973, donde la fórmula Perón-Perón (Juan Domingo e “Isabelita”) triunfó con el 23 de septiembre con el 61,86% de los votos. Los 18 años de proscripción había, definitivamente, finalizado.
Los límites de la proscripción
Un par de comentarios antes de finalizar. Es interesante notar que la proscripción y desperonización iniciada por la “Revolución Libertadora” iba mucho más allá de la imposibilidad del peronismo de presentarse a elecciones: buscaba eliminar a la identidad política peronista del ámbito público. El error inicial fue el diagnóstico: efectivamente la adhesión de gran parte de la población a la identidad peronista no se explicaba únicamente por el aparato propagandístico montado durante el gobierno de Perón. Paradójicamente, la “Libertadora” no logró desperonizar a la sociedad sino que se transformó en una gran fábrica de peronistas. Una gran cantidad de personas que habían sido opositores a Perón o se habían ido desencantando con sus políticas volvieron a mirar con otros ojos al Justicialismo. El ejemplo más claro de esto es Rodolfo Walsh: confeso antiperonista quien había apoyado el golpe de Estado en 1955, cambió su parecer tras investigar los brutales fusilamientos a civiles y militares efectuados por el gobierno de facto tras el levantamiento encabezado por el general Valle, el 9 de junio de 1956, en las horas más sangrientas de la desperonización. El resultado fue su célebre Operación Masacre, el libro que inaugura el género de novelas de no ficción.
Los 18 años de proscripción del peronismo entre 1955 y 1973 dieron lugar, sin embargo, a varias elecciones, y a las presidencias de Frondizi e Illia. Dos tótems de la política argentina: el primero como modelo de desarrollo nacional trunco, el segundo como ejemplo de la moral y honestidad política. Un disclaimer: ¿se los puede considerar legítimos presidentes cuando el principal candidato estaba proscripto? Por eso se las suele denominar “democracias restringidas” o “semi democracias”. Por último, un recordatorio: cuando te digan la falacia de “70 años de peronismo” o te hablen de la violencia política en la Argentina sin mencionar las barbaridades que hizo el antiperonismo, no tengas dudas, te están estafando.
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Para ampliar la lupa
Si te interesa el tema de la proscripción, antiperonismo y desperonización, te recomiendo algunos materiales literarios:
El capítulo “Golpes, proscripción y partidos políticos”, escrito por César Tcach, que forma parte de una obra colectiva más amplia. Un breve pero completo resumen político de los años de la proscripción del peronismo.
El libro “Los vencedores vencidos. El antiperonismo y la "revolución libertadora’”, de María Estela Spinelli. A mi entender, el libro que aborda con mayor complejidad los años en cuestión, con un análisis muy detallado de la desperonización y la actuación de los partidos políticos antiperonistas.
Por último, otro libro: El peronismo denunciado. Antiperonismo, corrupción y comisiones investigadoras durante el golpe de 1955 de Silvana Ferreyra. ¿Viste que te conté que durante el gobierno de Lonardi se abrieron comisiones investigadoras para investigar diversos tipos de ilícitos cometidos durante el gobierno peronista? Bueno, esta historiadora se dedicó a investigar exhaustivamente ese fondo documental. El libro es buenísimo para entender los años de la “Libertadora” pero también la Argentina actual, donde para amplios sectores de la población la palabra peronismo es sinónimo de corrupción.
Popurri
Esta tercera temporada del newsletter no iba a dejar de contar, por supuesto, con su clásico popurrí de noticias y contenido histórico
¿El descubrimiento arqueológico más importante del siglo XXI?
El año pasado estuvimos hablando bastante en este popurrí sobre el Antiguo Egipto: el bicentenario del desciframiento de la Piedra de Rosetta, el centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamon, la próxima inauguración del museo en El Cairo… Este año promete no quedarse atrás. Hace un par de días se anunció el descubrimiento de un corredor de 9 metros de largo y 2 de ancho en la famosa pirámide de Keops en Giza (la más alta del Antiguo Egipto, con 146,59 metros de alto, más de dos obeliscos uno arriba del otro. Ups, se me escapa el porteño de adentro). La noticia no termina ahí: especulan que podría llevar hasta la cámara funeraria del faraón. Sí, lo que estás pensando: a pesar de ser la pirámide más famosa de Egipto, y del mundo, no lograron todavía encontrar la momia del faraón Keops ni su tesoro.
Egiptólogos ya lo han señalado como el descubrimiento más importante del siglo. El descubrimiento fue logrado gracias al equipo de ScanPyramids, que se especializa en utilizar tecnología no invasiva. En la nota explican que se logró mediante el uso de “un escáner con rayos infrarrojos, con un georadar y con una radiografía con rayos cósmicos conocidos como "muon" (que se activan cuando partículas sub atómicas procedentes del espacio exterior entran en contacto con la atmósfera terrestre), una técnica no invasiva que se está empleando en diferentes ámbitos, sobre todo en la arqueología”. Como diría el amigo Jesse, science bitch.
Devolvé ese souvenir
¿Sabías que el cuerpo de Lenin, líder bolchevique de la Revolución Rusa, está embalsamado? Sí, así es, los Simpsons no te mintieron. Los datos morbosos del asunto los podés conocer en este video. Resulta que hace poco un ruso, en la medianoche, intentó entrar al mausoleo para robarse el cuerpo. Lo detuvieron rápido y las pericias determinaron que el tipo estaba con graves problemas alcohólicos luego de divorciarse. La típica: cuando te rompen el corazón vas a emborracharte y robarte el cuerpo de Lenin.
Una líder bolchevique
Ya que estamos hablando de Lenin y la Revolución Rusa, te comparto esta nota sobre Aleksandra Kollontái. Siempre se habla de Lenin, Trotsky, Stalin… pero también existieron bolcheviques mujeres que fueron muy importantes. Es el caso de la mencionada Aleksandra Kollontái: delegada del soviet de Petrogrado en 1917, primera mujer que fue parte del comité central del Partido Bolchevique y ministra soviética de pleno ejercicio. En desacuerdo con las derivas de las políticas bolcheviques, terminó en una misión en el extranjero en 1923, donde durante más de 20 años trabajó como diplomática soviética.
La nota propone recorrer los propios escritos de la líder bolchevique para conocer sobre su vida y su pensamiento. Sus producciones iban desde la política rusa, cuestiones económicas hasta notas biográficas y manifiestos sin tabúes a favor de la liberación sexual de la mujer. Fue una de las abanderadas por la separación entre la Iglesia y el Estado, pero también una adelantada a la hora de hablar de los derechos de las mujeres, a los que consideraba como inseparable de la cuestión social. En este sentido, consideraba a las mujeres como víctimas de una doble explotación: económica pero también doméstica. Por eso señalaba irónicamente que “la separación de la cocina y el matrimonio ha sido tan importante como la de la Iglesia y el Estado”. El artículo finaliza con unas notas que la propia Kollontái escribió antes de morir, que me permito reproducir:
Los rasgos de carácter que detesto:
Los insultos y la humillación a la dignidad humana
La injusticia y la crueldad
La fatuidad
La falsedad y la hipocresía
La cobardía
La falta de disciplina
Los rasgos de carácter que aprecio:
La benevolencia hacia los demás
El coraje moral
El dominio de sí
La disciplina
La curiosidad y el sentido de observación
El amor por la vida, la naturaleza y los animales
La organización y la anticipación en el trabajo y en la vida
Instruirse siempre
Groupies de Hobsbawm
Bueno, ¿viste que lxs que amamos la historia somos medio groupies de un tipo que se llama Eric Hobsbawm? Yo no me pude contener y ya en la segunda entrega de este newsletter te conté en el popurrí que habían publicado una extensa biografía sobre su vida. A partir de ahí, envío de por medio menciono algo de él. Para que entiendas un poco ese amor y respeto que le tenemos, te recomiendo que escuches esta columna radial del periodista Federico Vázquez -quien también estudió Historia, así que no se salva del crush con Eric- en Futurock (está subido en formato podcast y dura solo 25 minutos). A partir de la lectura de la monumental biografía de Hobsbawm escrita por Richard Evans (la misma que te compartí en la segunda entrega, tiene 880 páginas, así que no es barata), Vázquez hace un repaso por la vida y la obra del historiador marxista británico. Sirve para un primer aproximamiento a su persona y entender por qué lo bancamos tanto.
40 años de democracia
Este año vamos a estar atravesados por una efeméride más que especial: el 10 de diciembre se cumplen 40 años de democracia ininterrumpida en la Argentina, desde que Raúl Alfonsín juró como presidente en 1983. Una fecha que se vuelve crucial a partir de los problemas y los desafíos que vive la Argentina actualmente. Ya te podrás imaginar de qué se tratará la entrega del newsletter de este año. Por ahora te adelanto algo: en esta página podés encontrar todas las boletas electorales de elecciones presidenciales y legislativas dentro de la provincia de Buenos Aires desde el año 1983 hasta hoy.
2472 puntos
Para cerrar más relajados, te comparto un juego online: tenés que adivinar en qué año se sacó una foto específica. Van desde 1900 hasta el 2020. Yo metí unos 2472 puntos, pero ningún pleno. ¿Vos cuánto sacaste?
Hasta acá llegamos hoy. Que lindo volver a escribirte después de un par de meses de vacaciones newsletteras. Espero que haya sido también de tu agrado volver a encontrar un envío de Una Buena Historia en tu casilla de correo. Antes de despedirme, un par de anuncios parroquiales. Primero, felicitaciones a Maite que ganó el sorteo mundialista y se llevó a su casa el libro Historia social del fútbol. También quiero compartirte que tenemos nuevo logo, ¿te gusta?. Por último, avisarte que la próxima entrega será el viernes 24 de marzo por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Creo que el día amerita cada año un correo propio. A partir de ahí volvemos al primer sábado de cada mes. Honestamente, me gustaría escribir más seguido pero es difícil mantener un ritmo cuando hay que #Trabajar y #EscribirUnaTesis. Cosas que pasan.
Como te suelo recordar, hay diferentes maneras en las que podés ayudar a la noble causa de este newsletter. Una es aportando económicamente: a través de este link de la app cafecito (si estás en Argentina, son simples contribuciones desde 100 pesitos) o desde PayPal (desde el exterior). También me ayudas mucho si compartis esta entrega en alguna de tus redes sociales. Por último, le podés recomendar el newsletter a quién creas que le puede llegar a interesar. No hay nada mejor que el boca a boca. Las opciones no son excluyentes.
Recordá que me podés responder este correo para darme una devolución, seguir el debate o sugerirme temas para los próximos envíos.
¡Abrazo grande!
Santiago
P.D.: si no sos de la primera camada que se suscribió al newsletter y te preguntas por el origen del mismo, te cuento que fue por una canción de mi artista favorito de toda la galaxia. Acá te dejó una versión inédita de la misma, cantada en inglés.