Hola, ¿Cómo andas? ¿Contentxs con la llegada de la primavera? Porque en 1954 sí lo estaban con “la estación luminosa del optimismo y las flores”.
No sé si te enteraste, pero en la semana pasada fue la apertura del 76º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. La asamblea tuvo sus peculiaridades; especialmente, porque funcionó con un formato mixto: lxs representantes de ciertos países sesionaron de forma presencial mientras que otrxs lo hicieron virtualmente, como en el caso de Argentina.
Este formato raro, donde por momentos se perdía la mística de estar cara a cara -muchos discursos incluso fueron grabados-, me despertó nostalgia de grandes momentos que se supieron dar en la ONU. No me quiero poner cínico y decir que esta institución no sirve de nada: este año se discutieron temas claves, como el manejo de la pandemia, la política ambiental de cara al cambio climático y el futuro de las relaciones internacionales. Ahora bien, ¿cómo no añorar esos tiempos donde enormes figuras políticas pasaron por ese mismo recinto y nos regalaron momentos inolvidables? Por eso, con la historia de hoy me quiero remontar al 15º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU en 1960.
El contexto
En septiembre de 1960, en la misma ciudad de Nueva York, se abrió un nuevo periodo de sesiones, por lo que los principales mandatarios del mundo dieron el presente para pronunciar sus discursos y ser parte de los debates. El contexto era muy especial: plena Guerra Fría, y los años de más tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética. A eso hay que sumarle la oleada de descolonizaciones que se estaban produciendo en Asia y África, que sumaban una enorme cantidad de nuevos países independientes a ser representados en la ONU. De esta manera, el escenario se complejizaba: ya no era un enfrentamiento entre el bloque yanqui y el soviético, sino que se sumaban los “Países No Alineados del Tercer Mundo”.
Como si fuera poco, el continente americano también empezaba a mostrar signos de cambios. Un año antes se había concretado la Revolución cubana, con Fidel Castro y el Che Guevara al frente de esos barbudos que le querían mostrar a los países vecinos que la revolución era posible. Si bien al principio dicha revolución se había presentado con reivindicaciones democráticas contra la dictadura de Fulgencio Batista, con el correr de los meses se empezaba a radicalizar: progresivamente, el nuevo gobierno cubano vio cómo aumentaban las tensiones con Washington y se fueron acercando amistosamente a Moscú. El resultado posterior es conocido: un gobierno socialista se iba a instalar a menos de 150 km. de distancia del territorio estadounidense. Sin ir más lejos, en los meses previos a la reunión de la ONU, Fidel Castro había procedido a expropiar gran parte de las empresas yanquis de la isla.
El récord de Fidel
Como vemos, el ambiente estaba caldeado. Importantes políticos y líderes mundiales se empezaron a reunir en Nueva York: Jrushchov (Unión Soviética), Eisenhower (Estados Unidos), Fidel Castro (Cuba), Tito (Yugoslavia), Nasser (Egipto), Nehru (India), Macmillan (Gran Bretaña), Nkrumah (Ghana), entre otros. Todos en una misma asamblea, cara a cara, discutiendo la política internacional y el futuro del mundo. ¿Te das cuenta por qué los mensajes grabados y las reuniones por zoom me generan nostalgia de otros tiempos?
El show empezó cuando Fidel Castro llegó a la ciudad -al día siguiente de firmar un decreto donde expropiaba tres bancos estadounidenses en la isla- y comenzó a hacer gala de sus dones de líder carismático: se hospedó en un hotel en el pleno barrio negro de Harlem, recibió con un abrazo a Jrushchov y se reunió con referentes de los Países No Alineados como Nkrumah, Nasser y Nehru. Todo esto empezó a irritar, de forma creciente, al gobierno estadounidense (ya existían planes secretos de la CIA para asesinarlo). Pero lo mejor estaba por venir…
El espectáculo central fue cuando le tocó hablar a Fidel en la Asamblea General de la ONU, el 26 de septiembre. Todxs sabemos que le gustaban el micrófono y los discursos largos. Pero no sé si todxs tienen en cuenta que ese año, cuando se subió a ese estrado por primera vez en su vida a dar su discurso, arrancó avisando, para no despertar temores infundados, que “aunque nos han dado fama de que hablamos extensamente, no deben preocuparse. Vamos a hacer lo posible por ser breves y exponer lo que entendemos nuestro deber exponer aquí.” Y, a continuación, habló por las siguientes 4 HORAS Y 29 MINUTOS. Un completo desquicio. Si no me crees, podés leer todo lo que dijo. Te hago un resumen: nombró en 148 ocasiones a Estados Unidos y 68 veces dijo la palabra “revolución”. Te imaginás por dónde encaró su discurso, ¿no? Acá te dejo como finalizó, bien tranqui:
La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba condena, en fin, la explotación del hombre por el hombre, y la explotación de los países subdesarrollados por el capital financiero imperialista. En consecuencia, la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, proclama ante América –y lo proclama aquí ante el mundo–: el derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros y los indios a la dignidad plena del hombre; el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a una vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su plena soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas, y armar a sus obreros –porque en esto nosotros tenemos que ser armamentistas, en armar a nuestro pueblo para defendernos de los ataques imperialistas–, campesinos, estudiantes, intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos. Algunos querían conocer cuál era la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba. Pues bien, ¡esta es nuestra línea!
Si bien el de Fidel fue el discurso más largo pronunciando por un jefe de Estado en la ONU, no fue el discurso más largo en dicha institución si contamos al resto de los diplomáticos. En 1957, Krishna Menon, de la India, habló durante más de 8 horas en dos días continuados, hasta que cayó exhausto. Y tampoco fue el discurso más largo de la vida de Fidel: en 1998, con 71 años, al ser reelecto presidente una vez más, dio un discurso de 7 HORAS Y MEDIA. En lo que si Fidel Castro tiene el record guinness indiscutido es a sobrevivir a más intentos de asesinato, zafando de la parca en 638 ocasiones.
Pero volvamos a 1960. ¿Pudo ese año en la ONU pasar algo más bizarro que ver a uno de los políticos más influyentes del mundo dar un discurso de 4 horas y medio? Por supuesto que sí, no te olvides que la realidad supera la ficción.
El zapato de Nikita
El episodio más recordado de ese año se dio en la Reunión Plenaria número 902 que se celebró el 12 de octubre para discutir la cuestión del fin del colonialismo, a pedido de la URSS. El primer orador fue el propio Nikita Jrushchov (también Kruschev o Khrushchev: elige tu propia pronunciación rusa), quien dio un discurso denunciando agresiones militares de Estados Unidos en territorio cubano, argumentando a favor del desarme y alentando la descolonización. Sus últimas palabras fueron:
Para concluir mi intervención deseo enfatizar una vez más que el gobierno soviético, guiado por los intereses del pueblo soviético, por los intereses de los ciudadanos de los estados socialistas libres, les propone a todos ustedes: hablemos, argumentemos, firmemos los acuerdos de desarme completo y general y enterremos el colonialismo, que es la maldición de la humanidad.
(Hacemos un paréntesis: Nikita Jrushchov, el personaje en cuestión, es sumamente importante al haber sido el secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética luego de la muerte de Joseph Stalin en 1953. Fue el mismo Jrushchov quien impulsó las políticas de desestalinización de la URSS en 1956, le dio forma al programa soviético que llevó al primer hombre al espacio y fue parte de la crisis de los misiles de 1962 que puso al mundo al borde de una guerra nuclear. También, bajo su gobierno, que duró hasta 1964, se dio la intervención soviética en Hungría para reprimir un levantamiento popular y la construcción del muro de Berlín.)
La cuestión se picó cuando le tocó el turno de hablar a Sumulong, el representante de la delegación filipina, quien celebró las recientes descolonizaciones de países africanos y asiáticos. El tema es que, cuando llamó a poner fin al colonialismo, también se refirió a la URSS de la siguiente manera:
Consideramos que la declaración propuesta por la Unión Soviética debería abarcar el derecho inalienable a la independencia no solo de los pueblos y territorios que todavía están bajo la autoridad de las Potencias coloniales occidentales, sino también de los pueblos de Europa oriental y de otras regiones del mundo a los que se ha privado del libre ejercicio de sus derechos civiles y políticos, y que han sido absorbidos, por así decirlo, por la Unión Soviética
Te podrás imaginar que esto no cayó nada simpático en la delegación de la URSS y sus aliados. Al oír la traducción, Jrushchov enfureció: si él había descrito al colonialismo como “la maldición de la humanidad”, que el representante filipino lo acusase de incentivar una especie de colonialismo en Europa del Este era, prácticamente, tratarlo de hipócrita e insultarlo en la cara. Jrushchov comenzó a pedir la palabra para intervenir y luego a golpear la mesa con ambas manos en señal de protesta. Al ver que el filipino seguía hablando, se envalentonó: tomó su zapato y lo empezó a golpear contra la mesa. Exactamente como leés, el primer mandatario de la Unión Soviética, el líder de una de las dos potencias mundiales, pegándole a su mesa con un zapato. De pronto, la reunión de la ONU se había transformado en algo similar a una asamblea en las puertas de Puan 480. Al primero que le dieron la palabra fue a Mezincescu, representante rumano -aliado soviético-, quien pidió que se ponga orden. Cuando finalmente le dieron la palabra a Jrushchov, describió al filipino como un “lacayo del imperialismo norteamericano”.
Se sigue discutiendo hasta el día de hoy si el episodio del zapato sucedió de esa forma, ya que no existen registros fílmicos exactos del momento. Mientras que existen cronistas que aseguran que efectivamente el episodio es real, otros afirman que lo que pasó es que Jrushchov se había sacado sus nuevos zapatos porque le apretaban (sic), y los tenía a mano para hacer batucada cuando se enojó. Otra versión es que solamente golpeó la mesa con las manos; algunos afirman que se sacó el zapato y lo levantó de forma amenazante, pero sin golpearlo. En una de sus biografías dicen que lo que importa es la visión simbólica que transmitió la noticia del zapato: un líder comportándose de forma grotesca en una institución que sirve para apaciguar el conflicto internacional. Igual acá podés ver un videíto del amigo Nikita golpeando su banco, cuál adolescente en el fondo de un aula de secundario.
Bonus track: otro discurso histórico
Ya que nos metimos en discursos de la ONU, Cuba y la Guerra Fría, me siento obligado a hacer referencia a otro discurso histórico: el que dio en la Asamblea General de 1964 Ernesto Che Guevara. Entre sus palabras anunció la muerte del colonialismo, criticó al intervencionismo e imperialismo yanqui, apoyó las guerras de liberación latinoamericanas, reivindicó las banderas marxistas-leninista, apoyó las políticas de desarmes, y cerró su intervención al grito de “¡Patria o muerte!”. Tomá mate. Podés leerlo acá, recordar la excelente recreación que hizo Benicio del Toro o directamente ver este resumen.
¿Cuál es la gran enseñanza y reflexión sobre el presente que nos deja la historia de hoy? La verdad, creo que ninguna, pero bueno, quería darme el placer de contarte de Nikita haciendo bardo con su zapato y de Fidel Castro hablando durante 269 minutos. La anécdota lo vale. Eso sí, con mi nostalgia de recordar los-pasados-buenos-tiempos-en-la-ONU fui contra lo que nos enseñaba ese verso de Spinetta, de que yo nunca voy a decir que todo el tiempo por pasado fue mejor: mañana es mejor. Perdón, Flaco
Popurrí
Los que llegaron antes de los barcos
Recuerdo que hace tiempo venía dándole vueltas en la cabeza a la idea de armar un newsletter donde se pudieran dialogar discusiones del presente con cuestiones del pasado. Pero cuando Alberto Fernández citó mal a Lito Nebbia y dijo que “los brasileros salen de la selva, los mexicanos vienen de los indios, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”, fue la gota que rebalsó el vaso. Esa semana el newsletter se hubiera escrito solo. Así que acá vamos, con un par de noticias de los últimos días vinculadas a los pueblos originarios, para hacer visible su legado y su presencia.
Por un lado, esta noticia cuenta, textualmente, lo siguiente: “El Museo de la ciudad de La Plata restituirá a la comunidad mapuche de Santa Cruz el esqueleto completo de Michel, un hombre que fue asesinado en el siglo XIX por robar un poncho, tras lo cual fue desenterrado y entregado al museo para ser exhibido en sus vitrinas”. Sus restos serán restituidos a la comunidad mapuche Millanahuel, establecida en la provincia de Santa Cruz, quienes tienen la intención de poder brindarle un entierro según los ritos funerarios propios de su pueblo.
En los últimos años han cambiado las políticas de los museos respecto a exhibir restos humanos, especialmente luego de las polémicas que se dieron por las momias incaicas que fueron extraídas de su altar funerario en lo alto del volcán Llullaillaco, ubicado en Salta, en el año 1999. Actualmente los llamados “Niños del Llullaillaco” son exhibidos en el Museo Antropológico de Alta Montaña en la ciudad de Salta.
Lo otro que te quería contar se relaciona con un hecho inhumano que ocurrió hace 97 años. En 1924 se intentó desarrollar el cultivo de algodón en el Chaco. El gobierno debía solucionar el problema de la mano de obra y lograr que lxs indixs tobas de esas localidades aceptaran trabajar como peones en la nueva empresa. Para eso, les prohibieron irse a los ingenios azucareros del Noroeste, donde solían emplearse. Lxs habitantes de esta región decidieron protestar, lanzando una “huelga general” en la localidad chaqueña de Napalpí. La respuesta del Estado Argentino fue terrorífica: el 19 de julio de 1924 más de 100 policías dispararon, acribillaron y asesinaron a 423 indixs pertenecientes a las comunidades Qom y Moqoit. La mayoría fueron enterradxs en un pozo común, y gran parte de los niños que lograron escapar fueron atrapadxs y entregadxs como sirvientes. Solo hubo 15 sobrevivientes.
El hecho quedó impune… hasta los últimos años. Como las personas que ejercieron la atroz represión ya fallecieron, no se las puede enjuiciar (para que te des una idea, en esa época el presidente era Marcelo Torcuato de Alvear). Pero, luego de una investigación, una jueza dio luz verde a que se realice un Juicio por la Verdad sobre la denominada “Masacre de Napalpí”, como había sido reclamado por la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía Federal de Resistencia, ya que “los hechos objeto de investigación exhiben características que permiten su inclusión dentro de la categoría de delitos de lesa humanidad". Chaco fue un territorio nacional hasta 1951, por lo que la represión fue jurisdicción del Estado argentino. De esta manera, sería el primer Juicio por la Verdad por crímenes de lesa humanidad del Estado nacional contra población indígena. La Secretaría de Derechos Humanos nacional entregó al juzgado una investigación propia para contribuir al proceso.
Los dinosaurios siguen desapareciendo
En conexión con lo anterior, vale recordar que los antecedentes inmediatos de este tipo de procedimientos judiciales fueron los Juicios por la Verdad que se dieron en la Argentina en la década de 1990 para investigar los crímenes de la última dictadura cívico-militar, ya que en ese entonces estaban vigentes las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. En el nuevo siglo dichas leyes fueron anuladas y los juicios se retomaron.
Pero la construcción de la memoria sobre la última dictadura no se limita a los juicios. Dos novedades sobre estos puntos. Primero, una comisión Constitucional del Congreso de España aprobó retirar las condecoraciones otorgadas por el dictador Francisco Franco. Esto incluye sacarle la distinción de la Real Orden de Isabel la Católica otorgada a nada más ni nada menos que Jorge Rafael Videla, autor y responsable de miles de crímenes de lesa humanidad en la última dictadura argentina. Todo esto se da en un marco de políticas de memorias que buscan tener una mirada más crítica sobre el franquismo ¿Adivina quién se opuso al proyecto? Sí, VOX, la ultraderecha española. Luego, el martes pasado, se presentó públicamente en Buenos Aires la candidatura de convertir al museo de la Ex ESMA en Patrimonio Mundial de la Unesco. El acto se hizo de forma virtual en simultáneo con la Casa América ubicada en Madrid, desde donde apoyaron la iniciativa.
Hablando como Jesús
Esta crónica de La Nación cuenta cómo es la situación de las últimas personas que siguen teniendo al arameo como lengua, el idioma semita de Medio Oriente que hablaba Jesús. El idioma está en peligro de extinción, ya que “hoy día se estima que entre 500.000 y 900.000 personas hablan en el mundo alguno de los dialectos de la lengua de Jesucristo. Los lingüistas consideran que un conjunto de 100.000 hablantes es el mínimo para la supervivencia de un idioma, pero en el caso del arameo la dispersión favorece que las nuevas generaciones prefieran utilizar el árabe o las lenguas de su país de residencia.”
Entrevista a Peter Browm
Ya que nos metimos con temas de Historia Antigua, voy a compartirte esta entrevista que el diario chileno La Tercera le realizó a Peter Brown, uno de lxs historiadorxs vivos más importantes y renombrados, especialista en la historia de la llamada “Antigüedad Tardía”, donde discute pasado y presente. Me gustaron estas palabras: “soy historiador: yo sé del pasado, solo adivino el presente... Creo que lo que hace un historiador es enseñarte a tener paciencia en la observación de la propia sociedad, en parte porque el oficio de un historiador -que al fin y al cabo es descubrir la verdad-, es lento y exigente, y debería llevar tiempo.”
Un rockstar suelto en Buenos Aires
En la segunda edición de este newsletter te hablé un poco sobre Eric Hobsbawm, nuestro rockstar-historiador, y te mencioné que el historiador Richard Evans publicó recientemente una biografía sobre él. Acá te comparto una entrevista que le hicieron en Revista Ñ a Evans sobre su libro, que permite acercarse a la vida del historiador inglés. Junto a esto, se publicó esta nota que recupera fragmentos de un diálogo con Hobsbawm durante su visita a Buenos Aires en 1998. Allí, señalaba que “uno de los peligros actuales es que el capitalismo ha perdido todo sentido del miedo. Se aceptan niveles de desigualdad que antes no se hubieran tolerado. El socialismo funcionaba como memento mori. Marcaba una alternativa. Esto obligaba a los Estados a ciertas compensaciones sociales.” Sigue vigente, ¿no? Te dejo fotito que retratan esos días.
Memorias desde adentro
Para finalizar este popurrí me voy a ir con un nuevo libro sobre historia reciente. Juan Carlos Torre es un importante sociólogo, historiador e intelectual argentino, autor de libros centrales para entender el surgimiento del peronismo. Pero también participó del equipo económico de Juan Vital Sourrouille durante el gobierno de Raúl Alfonsín. En esos tiempos caóticos de transición democrática, donde se discutían temas urgentes como la deuda externa y la inflación (¿te suenan conocidos?), Torre se grababa cada día hablando de las peripecias políticas cotidianas. Actualmente, publicó un libro titulado “Diario de una temporada en el quinto piso” donde recupera su especie de diario personal, reflexiona sobre los sucesos de esa década y nos permite ver, puertas adentro, cómo funciona un gobierno en tiempos de crisis. Como adelanto del libro podés leer estas reflexiones de Fernando Rosso sobre la lectura del mismo y esta entrevista que Carlos Pagni le hizo al autor la semana pasada en su programa televisivo.
En la primera edición te conté que trasladaron los archivos personales de Alfonsín al Archivo General de la Nación, en el segundo envío que estaban grabando una película sobre el juicio a las juntas, y ahora cierro con esta noticia. A esta altura, este newsletter parece escrito por Alberto Fernández.
Hasta acá llegamos por hoy. Antes de despedirme, déjame pasarte dos autochivos que te pueden interesar
Anoche participé de una entrevista para el programa radial “Cualquier Historia”, junto a mis colegas (y amigxs) Ela Mertnoff y Gopal Martinez. Conversamos sobre la divulgación histórica hoy en día en la Argentina y sobre ejemplos concretos como este newsletter y el libro de ficción interactiva que hicimos junto a los colegas Ela y Gopal. Te dejo acá el video de la charla.
El jueves 14 de octubre, a las 19:00hs., voy a dar una charla en el Club Cultural Plagio (Avellaneda 399, CABA) sobre los temas que estoy investigando para mi Tesis de Licenciatura: las sanciones al básquetbol argentino en el marco de las políticas de desperonizacion durante la "Revolución Libertadora" (1955-1957). Es decir, deporte, peronismo y dictadura. Buen combo. Sí te interesa, estás más que invitado.
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¡Abrazo!
Santiago