Todos los pueblos, toda la historia
En la edición de hoy, nos centramos en un libro en particular: Europa y la gente sin historia, de Eric Wolf
Hola, ¿cómo va todo?
Cómo te conté, después de apretar el botón de enviar en la última entrega del newsletter, me fui a recorrer la Feria del Libro. Fue lindo reencontrarme con ese espacio al que acostumbro visitar desde que soy un niño. Además, fui un poco manija con el tremendo discurso inaugural de Guillermo Saccomanno, donde en 25 minutos dijo exactamente todo lo que había que decir.
Que cosa los libros, ¿no? A veces me sigue sorprendiendo gratamente que en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y la cultura de la inmediatez se sigan comprando libros en formato papel. Y me alegra cada vez que me encuentro a unx de mis estudiantes adolescentes leyendo algún libro en el medio del aula o el recreo, no para una tarea sino por placer (para que después no digan que las nuevas generaciones no leen…).
Siempre, desde que soy chico, me gustó mucho leer. Difícil que a alguien que no encuentre placer en la lectura estudie historia, ¿no? Peeeeeero, debo confesar, que en los últimos años abandoné (en parte) el formato papel, ya que, a insistencia de mi novia y un amigo, me compré un kindle. Yo me resistía mucho pero, debo admitir, es un viaje de ida… sobre todo para leer libros que son difíciles o muy caros de comprar aquí en papel, y es mucho más sencillo y económico conseguirlos en formato digital. Pero te aclaré que abandoné el formato papel “en parte”: mientras el kindle lo uso, sobre todo, para leer ficción; seguí comprando muchos libros de ciencias sociales -en especial, por supuesto, de historia- en formato tradicional. Más allá de que los tenga en PDF o que los pueda leer en el kindle, no me importa, los quiero ver en mi (oh, divino tesoro) biblioteca, bien a la vieja usanza. Hay cierto placer, cierto fetichismo, sobre tener el libro en papel en tus manos. Ese es mi capricho ya que, por ejemplo, mientras algunos siguen escuchando música en vinilos, a mí me gusta seguir comprando libros.
Por eso, luego de tanto preámbulo sobre el romance con los libros, la entrega de hoy de este newsletter va a ser especial. Te voy a escribir sobre un libro en particular, que leí en el primer año de la carrera de Historia y se transformó en una de esas lecturas fundamentales: Europa y la gente sin historia, de Eric Wolf.
Narrando lo que otrxs decidieron no escribir
¿Cómo es que Europa se transformó en el continente que encabezó la gran transformación económica y social desde finales del siglo XVIII? En mi primer cuatrimestre estudiando Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (a.k.a. Puan) cursé la materia Historia de la Colonización y la Descolonización. Fue allí donde conocí y leí el libro de Wolf. Me abrió la cabeza en muchos sentidos y me hizo pensar de una forma diferente la manera de entender la historia mundial desde el siglo XV en adelante.
Eric Wolf es un antropólogo nacido en Viena que emigró a Estados Unidos. De perspectiva marxista, realizó estudios sobre diferentes cuestiones, como el campesinado o los pueblos americanos. Su obra más conocida es, efectivamente, el libro en cuestión: Europa y la gente sin historia. El título hace referencia a una idea presente en Hegel, de que si los pueblos carecen de narración y escritura no tienen historia. Wolf demuestra cómo Europa -siempre relacionado con la escritura, la Cultura, y la civilización- estaba prácticamente aislada del mundo hacia el 1400, y cómo todo su posterior desarrollo para convertirse en el polo del crecimiento y la expansión capitalista depende de su relación con los pueblos “sin historia” del resto de los continentes. Por eso, Wolf sostiene que
…la tesis central de esta obra es que el mundo de la humanidad constituye un total de procesos múltiples interconectados y que los intentos por descomponer en sus partes a esta totalidad, que luego no pueden rearmarla, falsean la realidad.
![](https://substackcdn.com/image/fetch/w_1456,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fbucketeer-e05bbc84-baa3-437e-9518-adb32be77984.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2F986dc621-cf50-43f7-bce4-1d560ec5fdef_1080x793.png)
El libro se puede comprar en formato físico, editado por Fondo de Cultura Económica, o se puede conseguir fácilmente en PDF buscándolo por la web. Es cierto que puede tener algunas partes más densas, especialmente las teóricas, para quien no está naturalizado con este tipo de textos. Pero es una gran recomendación lectora para acercarse a una mirada más holística y global de la historia.
A continuación, le voy a ceder la palabra a nada más y nada menos que Eric Hobsbawm, nuestro rockstar historiador. En vez de resumirte y contarte las ideas principales del libro, voy a reproducir algunos párrafos que escribió Hobsbawm en 1983 sobre Europa y la gente sin historia, que forman parte de su libro “Sobre la historia”.
“Todos los pueblos tienen historia”, por Eric Hobsbawm
El célebre descubrimiento que hace el niño en el cuento de Andersen –que el emperador no llevaba ropa– entrañaba otra proposición: que debería llevar algunas prendas. Pero ¿de qué clase? No se necesita más que el sentido común de un profano en la materia para señalar, pese al escepticismo historiográfico de moda, que las ciencias sociales y la historia misma necesitan «una historia que sea capaz de explicar cómo nació el sistema social del mundo moderno y que se esfuerce por entender analíticamente todas las sociedades, incluida la nuestra». Se necesita un esfuerzo considerable por parte de una gran inteligencia y una gran lucidez mental, por no hablar de muchas lecturas y mucho valor, para bosquejar cómo podría construirse una historia dotada de semejantes características, tomando por ejemplo toda la evolución del mundo desde más o menos 1400. Eso y nada menos es lo que se propone hacer el libro de Eric Wolf. [...]
La tradición antropológica contra la cual se rebela Wolf es la que trata a las sociedades humanas (esto es, en la práctica las micropoblaciones que han sido objeto de trabajo de campo y monografías) como sistemas independientes, que se reproducen por sí mismos e idealmente se estabilizan también por sí mismos. Pero Wolf arguye que ninguna tribu o comunidad es o ha sido alguna vez una isla, y el mundo, que es una totalidad de procesos o sistemas interrelacionados, no es y nunca ha sido una suma de grupos y culturas humanos independientes. Lo que aparece como invariable y que se reproduce por sí mismo es no sólo el resultado de hacer frente al constante y complejo proceso de tensiones internas y externas, sino que a menudo es fruto del cambio histórico. [...] No hay ningún pueblo sin historia o que se pueda comprender sin ella. Su historia, al igual que la nuestra, es incomprensible fuera de su marco en un mundo más amplio (que ha pasado a ser limítrofe con el mundo habitado) y, ciertamente, en el último medio milenio no se puede comprender excepto por medio de las intersecciones de diferentes tipos de organización social, cada uno de ellos modificado por la interacción con los demás.
Para los historiadores interesados en presentar la historia actual en términos mundiales, este planteamiento tiene la ventaja de darles una justificación auténtica de su trabajo, que normalmente llevan a cabo sin mejores motivos que los que inducen a los comercios a describir sus artículos en árabe o japonés, o los que reflejan la imagen de la política contemporánea (la de las dos veces mal llamadas «Naciones Unidas») y de la economía contemporánea y evidentemente mundial. También reduce a la insignificancia los argumentos favorables o contrarios al eurocentrismo. Que las fuerzas que transformaron el mundo a partir del siglo XV fueron europeas en sentido geográfico es obvio. El espacio que en un moderno libro de texto de historia mundial debe ocupar tal o cual región no europea es una cuestión relativamente trivial, excepto en las aulas de los estados donde se encuentran tales regiones o para sus diplomáticos culturales. De lo que se trata es de que la historia consiste en la interacción de entes sociales estructurados (y repartidos geográficamente) de distintas maneras, los cuales se dan formas nuevas mutuamente. Europa y no Europa no pueden separarse más que los beduinos y los sedentarios de Ibn Jaldún: cada una es la historia de la otra. [...]
El mérito principal del libro de Wolf no reside en su capacidad de sintetizar críticamente lo que se ha escrito sobre el mundo desde 1400, anotado en cuarenta y cinco páginas de bibliografía. Otros pueden hacer igual, corriendo el riesgo inevitable de exponer los flancos al fuego de los francotiradores especialistas. Reside en el intento de proporcionar una manera de captar los «rasgos estratégicos de … [la] variabilidad» en los «diferentes sistemas sociales y entendimientos culturales» que el capitalismo europeo encontró en su expansión y, por consiguiente, «los procesos fundamentales que funcionan en la interacción de los europeos con la mayoría de la población del mundo».[...]
Es una cuestión que está relacionada inevitablemente con un planteamiento marxista de la historia, toda vez que está claro que Wolf asigna un lugar central a dos conceptos básicamente marxistas: la producción como «el complejo de relaciones de mutua dependencia entre la naturaleza, el trabajo social y la organización social» y la cultura o el sistema de ideas que consideramos que se encuentra «dentro del ámbito definido de un modo de producción que sirve para poner la naturaleza en condiciones de que el hombre la use». [...]
Ni «Europa» ni el «pueblo sin historia» en sus diversas versiones de modos precapitalistas hubieran evolucionado como evolucionaron sin los otros.
Sin embargo, si la relación es bilateral, es también claramente asimétrica. Exceptuando algunos matices, Wolf tiene poco que añadir a lo mucho que se ha escrito sobre la expansión europea y su importancia para el desarrollo del capitalismo. Lo que resultará nuevo para la mayoría de los lectores, especialmente los que hayan sido educados en la historia convencional, es su forma de tratar las sociedades no europeas y su adaptación bajo el efecto de la penetración capitalista. El estudio inicial del mundo en 1400 es muy recomendable. No sólo es una introducción excelente para el profano en la materia –entre otras cosas por su sentido de la geografía humana–, sino también un análisis esclarecedor y crítico no exento de interpretaciones originales, en especial sobre la India, de las virtudes y los defectos de las sociedades nómadas pastoriles, de la estructura de castas de la India, del este y el sureste de Asia, así como de la América precolombina, de la cual, como es comprensible, se ocupa de modo más extenso.
Gran parte de lo que dice Wolf sobre la transformación de la sociedad bajo el efecto del comercio y la conquista europeos será nuevo para toda persona que no haya seguido los notables y recientes avances de la etnohistoria y la historia de África e Indoamérica. Virtualmente todo lo que dice sobre ello es apasionante. La pura novedad histórica de configuraciones culturales en apariencia «primitivas» como las de los indios de las praderas (adoptadas «en el transcurso de unos pocos años» por pedestres cazadores-recolectores y pastores que usaban el caballo y las armas de fuego importados de Europa); el efecto del comercio de pieles europeo en la economía, la política y la cultura de los hurones, los iroqueses y los cree; y los diferentes efectos del comercio de pieles ruso en Asia y Norteamérica: todas estas cosas ofrecerán perspectivas nuevas a la mayoría de nosotros. [...]1
Popurri
Siguiendo con esta edición especial literaria, en este popurrí te voy a contar sobre cuatro libros que se publicaron recientemente.
ESMA. Represión y poder en el centro clandestino de detención más emblemático de la última dictadura argentina, de Marina Franco y Claudia Feld.
Durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina, la Escuela de Mecánica de la Armada funcionó como el centro clandestino de detención y exterminio más importante. Ícono de esos años del terror, en plena Ciudad de Buenos Aires y a pocos metros del Monumental, ejemplifica una de las escenas más cínicas de nuestra historia: mientras todo el mundo miraba la final del Mundial de 1978 y el país celebraba el título, a pocos metros se secuestraba, torturaba y asesinaba. Marina Franco y Claudia Feld, quienes hace muchos años vienen trabajando con estas cuestiones, dirigieron este trabajo colectivo sobre la ESMA, donde varixs historiadorxs analizan diferentes aspectos del centro del terror. Se presenta el próximo jueves 9 de junio, de forma presencial en la Librería del Fondo, y a la vez vía streaming.
La fuga de Siberia en un trineo de renos, de León Trotsky
Luego de la Revolución de 1905 en Rusia y de ser el principal dirigente del Soviet de San Petersburgo, Lev Davídovich Bronstein, más conocido como León Trotsky, fue enjuiciado y deportado de por vida a Siberia, cuando solo tenía 27 años de edad. El libro es su diario de viaje y su registro epistolar, donde relata su fuga a través de la helada estepa siberiana y su posterior exilio. Una reseña del mismo la pueden leer en esta nota de Radar Libros.
Por primera vez, este libro es traducido al español. Y, como yapa, viene con una presentación de Leonardo Padura, quien es, para mí, uno de los mejores novelistas de la lengua hispana en la actualidad. De esos tipos que te da bronca que escriban tan bien. Ya que estamos hablando de libros, de Trotsky y de Padura, si no leíste El hombre que amaba a los perros, te recomiendo enfática y fuertemente que lo hagas. Una tremenda novela sobre el exilio de Trotsky, huyendo de la persecución stalinista, y de Ramón Mercader, su *spoiler alert* asesino.
El enigma del desarrollo argentino. Biografía de Aldo Ferrer, de Marcelo Rougier.
Aldo Ferrer fue uno de los economistas más importantes de la historia argentina y una figura con una vida intensa: además de economista lo podemos calificar como contador, político, intelectual… y además ocupó los cargos de Ministro de Obras y Servicios Públicos y Ministro de Economía de la Argentina (también fue presidente de la CNEA, del Banco de la Provincia de Buenos Aires y embajador en Francia). ¿Cómo contar una vida tan compleja? Marcelo Rougier, historiador que se dedica a la historia económica y fue colega de Ferrer, encaró el trabajo de escribir dicha biografía en este libro recientemente publicado. La presentación se puede ver acá.
Calles, de Felipe Pigna
Debo confesar que, al haber sido criado bajo las enseñanzas de la historia social y coso, no me gustan mucho las historias de los datos curiosos y lo anecdótico. Sin embargo, este libro te puede llegar a interesar, ya que me imagino que mil veces te habrás preguntado de dónde proviene el nombre de alguna calle o avenida. Bueno, Felipe Pigna se tomó el trabajo de explicarlo. Seguimos militando para que nuestra querida Ciudad de Buenos Aires tenga menos nombres de militares en sus calles, y más carteles que digan “Calle Luis Alberto Spinetta” o “Avenida Diego Armando Maradona”.
Bonus track: sentencia sobre la Masacre de Napalpí.
Un bonus track necesario, saliendo del registro de recomendaciones literarias. En esta edición te conté que se iniciaba un Juicio sobre la Verdad sobre la denominada "Masacre de Napalpí" ocurrida en 1924, cuando se asesinaron a más de 400 integrantes de las etnias Qom y Moqoit. Hace unos días se dió a conocer la sentencia, que dictaminó “como hecho probado que existió responsabilidad del Estado nacional en los delitos de homicidio agravado y reducción a la servidumbre como crímenes de lesa humanidad cometidos en el marco de un proceso de genocidio de los pueblos indígenas”.
A la vez, se determinó que se debe avanzar en medidas reparatorias como continuar con los trabajos del (*me pongo de pie*) Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y se exhortó al Congreso de la Nación a establecer “al 19 de julio como el Día Nacional de Conmemoración de la Masacre de Napalpí”. En esta nota podés conocer más de los aportes que realizaron científicos del CONICET en el juicio.
Hasta acá llegamos hoy. Ya sé lo que estás pensando: “para que carajo me escribís una entrega llena de recomendaciones literarias al mes siguiente de la Feria del Libro, ¿no era mejor que me mandes esto mismo antes de la Feria, así aprovechaba tus sugerencias?”. Bueno, antes que nada, te tranquilizás y no me levantás el tono. Y te aclaro que, parafraseando al Mithrandir, una entrega de este newsletter nunca llega tarde, queridx lectorx, ni pronto: llega exactamente cuando se lo propone.
Para las primeras semanas de julio voy a andar de viaje, así que lo más probable es que la próxima entrega sea directamente la de agosto. Igualmente, como siempre, podés responderme este correo para contarme qué te pareció lo que te escribí hoy, para seguir debatiendo algún tema o para cualquier devolución en general. También me podés sugerir sobre qué cuestiones históricas te interesaría que te escriba las próximas veces.
Si la idea te gusta y querés ayudarme a que continúe con el newsletter, podés aportar invitándome a un simple cafecito (si vivís en Argentina) o mediante PayPal (si vivís fuera del país).
¡Abrazo!
Santiago
Eric Hobsbawm, “Todos los pueblos tienen historia”, en Sobre la historia, Barcelona: Crítica, 1998.